La fotografía de muertos: una práctica que empezó en el siglo XIX
La fotografía tiene tanta historia y tantos capítulos que podríamos estar todo el día hablando de ella y todavía nos dejaremos matices. Una de las fotografías que causa más dudas y curiosidad es la llamada fotografía post mortem o fotografía de muertos. Aunque hoy en día ya no es una práctica que se lleve a cabo, debido a que los tiempos han cambiado y es algo del pasado, todavía tenemos esas fotografías de difuntos que tan importantes eran para los familiares.
En este artículo hablaremos de la fotografía de difuntos y de la importancia de la fotografía en esta práctica.
La fotografía: una forma de recordar
Para comprender la fotografía de difuntos debemos situarnos en pleno siglo XIX. La fotografía era un lujo que prácticamente nadie podía permitirse y era muy habitual que pasara la vida de alguien sin que hubiera podido tener la oportunidad fotografiarse. Las cámaras, por supuesto, tampoco tenían la calidad de las de ahora y había que permanecer completamente inmóvil mientras se sacaba la foto, ya que, si no, salía borrosa. Por lo que se juntaban varios inconvenientes: un precio demasiado alto, pocas oportunidades de fotografiarse y una baja calidad en la imagen que se obtenía. En resumen, la fotografía era un lujo tremendo y, con suerte, alguien solo podía hacerse un par de fotografías en toda su vida.
Era habitual, por lo tanto, que la persona falleciera y sus familiares no tuvieran una imagen con la que recordarla. La mortalidad infantil era muy alta y las madres no podían recordar el rostro de sus pequeños ni haberse hecho una fotografía con ellos, por lo que empezó a ponerse de moda una corriente: fotografiar a los familiares cuando fallecían.
La muerte no estaba vista como algo macabro, de hecho, estaba bastante normalizada, pues era muy habitual que los familiares fallecieran a causa de una enfermedad común, debido a la escasez de medicinas y la mortalidad infantil también estaba a la orden del día. La muerte estaba tan normalizada que eran los propios familiares quienes se encargaban de preparar al difunto, vestirlo, asearlo, adecentarlo, colocar su féretro… incluso los velatorios se celebran en las casas. De todas esas tareas hoy en día se encarga una funeraria y sería impensable tener al difunto de cuerpo presente en nuestro salón. Al igual que sería impensable fotografiarlo cuando ya había fallecido.
Pero en aquella época era de lo más usual, por eso, empezó a ponerse de moda la fotografía de muertos para los familiares de los que no se conservaran fotografías. En ocasiones, simplemente se les fotografiaba tendidos en una cama, con los ojos cerrados, como si estuvieran dormidos. Otras veces, se tomaban muchas molestias en intentar parecer que la persona estaba viva: abrían sus ojos, les colocaban en posiciones habituales o, incluso un familiar se colocaba junto a ellos. Se inventaron unos soportes que pudiera ayudar al fotógrafo a levantar al difunto y colocarlo en la posición deseada.
En el caso de los niños, solían fotografiarlos con sus madres, cogiéndoles en brazos o junto a sus hermanos. Tenemos que tener en cuenta que cuando un bebé fallecía, el único recuerdo que se conservaría de él sería una fotografía, por lo que las madres realmente veían la fotografía post mortem como una opción perfecta.
La evolución de la fotografía de muertos: la fotolápida
A mediados del siglo XX el pensamiento empezó a transformarse en el que tenemos hoy en día y se dejó de practicar la fotografía de muertos hasta su desaparición. La muerte comenzó a verse como una auténtica tragedia y la fotografía post mortem como algo oscuro y algo macabro, por lo que los fotógrafos tuvieron que eliminar este servicio de su cartelera, a pesar de que décadas antes había sido tan común que algunos fotógrafos incluso se habían especializado en la fotografía post mortem y no realizaban otras sesiones.
Hoy en día, lo más parecido que tenemos a la fotografía post mortem es la fotolápida, que son esas pequeñas imágenes de los difuntos que podemos ver en sus lápidas para recordar siempre su rostro cuando vamos al cementerio a dejarles flores. Ya escribimos un artículo en este blog hablando de la fotolápida y de los tipos que existen. Te invitamos a que pases por él para conocer otro tipo de fotografía, también muy interesante.
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La fotografía hoy en día
Aunque, como comentábamos, la fotografía de muertos ya es algo del pasado, esta sigue siendo muy importante en nuestra sociedad, sobre todo ahora, que, con el marketing y las redes sociales, nada cala en nosotros si no nos entra por los ojos y no hay nada mejor que una sesión fotográfica profesional para eso. En Goyo fotógrafos realizamos sesiones de todo tipo: recién nacidos, comuniones, bodas, ¡incluso fotografías de mascotas! En esta misma página web puedes ver algunos ejemplos de nuestro trabajo y, si estás interesado en alguna sesión en particular, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
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